Invertir en una película no tan solo es apoyar a la industria del entretenimiento y la cultura, puede además convertirse en un gran negocio.
No hace falta irnos a las superproducciones de Hollywood, donde una producción con presupuesto de 236 millones $ recauda casi 3.000 M$ (Avatar). Hay ejemplos de películas de bajo presupuesto o cine independiente que consiguen competir con las más grandes y se muestran imparables en taquilla y fase de explotación. Hay muchos casos, por ejemplo:
Anabelle (2014) Coste: 6,5 M$ Recaudación: 257 M$
Otro gran ejemplo de que con poco dinero, buena idea, director genial y actores comprometidos, se puede recaudar mucho es "Déjame salir" (2017) En esta ocasión se gastaron 4,5 millones de dólares. Una cifra que se queda ridícula si la comparamos con el resultado de taquilla global, ya que obtuvieron 255 millones. El retorno de inversión fue de 630% para la productora Blumhouse y además consiguió 4 nominaciones a los Oscars.
Por si fuera poco la posibilidad de ganar mucho dinero, los incentivos fiscales a la producción audiovisual atraen inversores incluso ajenos al sector que persiguen una rentabilidad muy superior a la que ofrecen otros productos financieros y que no dependerá del resultado comercial de la película, como los descuentos y beneficios sobre el impuesto de sociedades.